LA SÉPTIMA PROFECÍA
Subiendo la montaña más alta,
y esquivando las tinieblas
esperaba encontrarle.
Luego de sendas marginadas,
y dolorosas utopías,
pude contemplar el mar,
tan lejano, tan distante,
que un solo instante
se ha hecho pesado
en demasía.
Solo pude comprender
su ausencia,
cuando los pájaros
heridos de muerte,
buscaron La Luz de Epifanía...
Entonces intuí y lo supe,
el silencio lúgubre,
que calló las ciudades,
y el porqué
de las trompetas,
que anunciaban
las siete profecías.
Por más que ahora,
quisiera mirar
ya no le vería,
solo contemplé
las alas rotas,
que volaban a la deriva,
evitando el pandemónium,
de desolación y terror.
Fuegos, cenizas, escombros...
y un escalofriante temblor
que aún no ha cesado,
cubrí mis ojos
para no verlos,
pero allí estaban ellos,
y ellos se morían,
morían los últimos segundos,
del amor,
que se ahogaba
en agonía,
intenté salvarle,...volar,
más no pude,
la noche había llegado,
y la obscuridad,
paralizó mis alas,
la última claridad
se fue marchando
lentamente,
queriendo ocultar
las heridas,
y con ella se fue
terminando
también la luz,
el amor y la vida.
y esquivando las tinieblas
esperaba encontrarle.
Luego de sendas marginadas,
y dolorosas utopías,
pude contemplar el mar,
tan lejano, tan distante,
que un solo instante
se ha hecho pesado
en demasía.
Solo pude comprender
su ausencia,
cuando los pájaros
heridos de muerte,
buscaron La Luz de Epifanía...
Entonces intuí y lo supe,
el silencio lúgubre,
que calló las ciudades,
y el porqué
de las trompetas,
que anunciaban
las siete profecías.
Por más que ahora,
quisiera mirar
ya no le vería,
solo contemplé
las alas rotas,
que volaban a la deriva,
evitando el pandemónium,
de desolación y terror.
Fuegos, cenizas, escombros...
y un escalofriante temblor
que aún no ha cesado,
cubrí mis ojos
para no verlos,
pero allí estaban ellos,
y ellos se morían,
morían los últimos segundos,
del amor,
que se ahogaba
en agonía,
intenté salvarle,...volar,
más no pude,
la noche había llegado,
y la obscuridad,
paralizó mis alas,
la última claridad
se fue marchando
lentamente,
queriendo ocultar
las heridas,
y con ella se fue
terminando
también la luz,
el amor y la vida.
La séptima profecía,
se llevaba en silencio,y mal herido,
el amor de los humanos,
al que tanto habían dañado,
descuidado y ofendido.
Solo La Luz de Epifanía,
sobrevive al destierro,
ha huido al firmamento,
y en forma de estrella,
espera el devenir del tiempo,
para iluminar el nacer
del amor puro e inocente,
nuevamente
en otros tiempos.
Berkanaluz
D.R.
www.berkanaluz.wordpress.com
Las imágenes fueron tomadas de internet
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